Voces por todo lo
alto
El «Orfeón de Mieres» hizo
vibrar al Campoamor durante un emocionante homenaje que precedió a una magnífica
jornada de la fase semifinal
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Un momento de la actuación del «Orfeón de
Mieres». mara villamuza
Se hizo el silencio y el teatro Campoamor,
repleto de un público expectante y entregado, se dejó llevar por la magia de
unas voces privilegiadas que, unidas en perfecta armonía, ofrecieron un regalo
impagable a los oídos. Era el «Orfeón de Mieres»: historia viva de nuestra
música que ha superado todo tipo de problemas a lo largo de más de un siglo de
existencia, para convertirse en el más antiguo de Asturias. Y uno de los más
antiguos de España. Ahí queda eso. Lo expresó con su habitual sagacidad el
magnífico maestro de ceremonias del certamen, Carlos Jeannot, al presentar al
presidente del «Orfeón», Eustaquio Álvarez, y su director, Vicente Sánchez, a
los que hizo entrega de un obsequio como recuerdo del homenaje. Y el primero de
ellos dejó constancia, desde la emoción compartida, del orgullo que siente y de
la satisfacción que produce compartir sueños musicales con un extraordinario
grupo humano. Y todo ante la mirada del alcalde de Mieres, Luis María García,
que no quiso perderse el gran momento.
Empezó después la cuarta jornada
de la fase semifinal del XVI Concurso y Muestra de Folclore «Ciudad de Oviedo».
Y lo hizo también por todo lo alto con «Arume», de La Felguera, en la modalidad
de grupo folk. Una original versión del clásico «Caño nuevo» precedió al lavado
de cara de «Soy de Langreo», con un contundente arreón roquero que hizo comentar
con gracia a Jeannot, después, que «no se crean que esto es "Fama"». Todo un
ejemplo de la renovación de la tonada. El gaitero Daniel González, de San Juan
de la Arena, mostró sus credenciales con «Tengo de subir al puertu» y «La
muñeira de Rondiella».
Tembló luego el escenario con el brío y la
complicidad de la pareja de baile formada por Pamela Martínez y Damián Zapico en
la «Jota de Carcarosa» y la «Muñeira de Carcarosa». Merecidas ovaciones a la
talentosa y simpática pareja. Después, una voz al rojo vivo: la de Aquilino
Fernández, de Rondera-Langreo, que cantó bien coreado por el público en los
meandros un «Voy pa Llanes» y «Del altu la Collaona», en las que demostró un
poderío incuestionable. Luego, Iñaki Sánchez y Seila Quirós, de Oviedo,
volvieron a llenar de ritmo el teatro como pareja de baile con la «Muñeira de
San Clemente» y la «Jota del Centro».
Rogelio Suárez, a quien Jeannot ya
tiene ganas de ver «ganar algún día el concurso», es una presencia habitual del
certamen, presencia entusiasta y sólida como pocas. «Dos villas tiene Langreo» y
«Adiós, Asturias del alma» fueron sus propuestas, y lo bordó. Las ovaciones
recibidas fueron una clara demostración del talento del gijonés. El gaitero Hugo
Noval, de Gijón, que ya sabe lo que es ganar en el certamen, como atinadamente
apuntó Jeannot, volvió a dejar muestras de su juvenil virtuosismo, especialmente
con «Tengo de subir al puertu». Un buen ejemplo de la nueva generación de
gaiteros, llamados a grandes cosas. Celestino Rozada, de Porrúa, fue el
encargado de poner el broche de oro en tonada, y especialmente emocionante fue
su interpretación de «Se oyen cantar los mineros», que puso los pelos de punta a
más de un espectador.
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